A pesar de que San Martín de Tucumán mostró dos caras completamente diferentes en Santa Fe, no evitó el sabor amargo de quedar eliminado. “Los penales son una lotería” dice la máxima del fútbol, pero lo cierto es que el "santo" no se puede permitir pasar este tipo de sofocones, sobre todo, si su deseo es convencer al hincha de que puede aspirar a más. La gesta heroica de ir a buscarlo hasta el final, lograr el empate de manera agónica 3 a 3 y estirar la definición hasta los doce pasos (cayó 3-1), se valora demasiado, pero también abre un sinfín de interrogantes: ¿por qué esperar hasta el final para acordarse de buscar el partido?. ¿Salieron dormidos a disputarlo o simplemente el rival fue superior?. Más allá de esas preguntas que en este momento parecen no tener respuestas, el equipo piso otra vez en falso y se quedó en las puertas de la próxima ronda.
Con la presencia de ambas hinchadas, Diego Flores que había sido apuntado en la semana por Iván Zafarana, apostó por un equipo similar al que igualó con Tristán Suárez, con una única modificación: el ingreso de Lautaro Fedele por Mateo Acosta. Nuevamente, al igual que en Ezeiza, el equipo no respondió y para colmo, recibió el primer baldazo de agua congelada en tan sólo cuatro minutos de partido.
La mitad de la cancha se mostró inconexa, la defensa estuvo irreconocible en reacción y el ataque jamás logró desordenar a un Almirante Brown que se mostró correcto en todas sus líneas.
En el apuro por abrir el marcador y ante la presión de los delanteros, San Martín confundió los caminos y el rebote que generó Leonardo Monje lo pagó bastante caro. El ex Instituto no logró controlar bien un pase y se la dejó servida a Tomás Almada, que con un tiro esquinado dejó sin respuestas a Darío Sand. Justamente así llegó el tercero para la “fragata” en los pies de Tomás Díaz. Un llamado de atención para trabajar en la semana.
Si bien el segundo tanto de Santiago Gauna fue prácticamente inatajable, la paciencia ya se había agotado por completo en las tribunas del “santo”. Al pedido de “que se vayan todos” y con insultos a la comisión directiva que se encontraba en un palco arriba del sector elegido para la parcialidad tucumana, los fanáticos mostraron todo su descontento con un equipo que recién se despertó en la segunda mitad.
Otra historia diferente para San Martín de Tucumán
En el inicio del complemento, Flores decidió cambiar las piezas y así empezó la levantada de un plantel que venía de golpe tras golpe. Con las modificaciones de Agustín Dattola (por Nicolás Moreno), Diego Mastrángelo (por Guillermo Ferracuti) y Monje (por Pablo Hernández), el “santo” encontró una verticalidad hacia el área rival.
A pesar de que le anularon un gol válido a Nahuel Banegas, el lateral con un zurdazo y un potente cabezazo, le dio vida a San Martín hasta los 95’. En ese último minuto de partido y con todo el equipo volcado en el ataque, apareció la pierna salvadora de Gonzalo Klusener, otro de los que ingresaron desde el banco de suplentes, para poner la igualdad.
Si bien el hincha se mostró eufórico con el empate y se ilusionó con una clasificación histórica, los débiles remates de Arias, Moreno y Hernández le pusieron fin al sueño del “santo” y no colaboraron con las atajadas de Sand.
“Los partidos te van dejando un feedback entre los jugadores. No fueron los cambios solamente los que empataron el partido, sino todo el equipo”, aseguró Flores que se mostró dolido pero optimista de cara a lo que se viene.
Patronato será el próximo escollo para un San Martín que cuando se lo propone, puede sacar adelante un resultado. ¿Logrará encontrar una regularidad hasta la finalización de la Primera Nacional? Veremos…